La corrupción implosiona el Gobierno
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Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Partido Socialista, y por ende el Ejecutivo, atraviesan una situación crítica. La información publicada en las últimas horas permite concluir que existen indicios sólidos de criminalidad que apuntan directamente a la mano derecha del presidente, y que incluso podrían poner en entredicho la legitimidad de las primarias que llevaron a Pedro Sánchez a la Secretaría General del PSOE en 2014. La dimisión de Cerdán era inevitable, pero en absoluto detiene una hemorragia que amenaza con ser letal. Durante semanas —y aún hoy— el Gobierno ha tratado de sostener la coartada de que existe una supuesta conspiración judicial y mediática, una hipótesis que ya resulta claramente insostenible.
El presidente suma ahora a su lista de colaboradores implicados en causas judiciales a su principal hombre de confianza en la gestión interna del partido. Sus dos últimos secretarios de Organización están salpicados por graves casos de corrupción, lo que le atribuye, de forma inequívoca, una responsabilidad directa e ineludible. Ábalos y Cerdán no son meros nombres relevantes en el PSOE. Fueron, junto a Koldo, pilares del ascenso de Sánchez a la Secretaría General y mantienen con él una relación de cercanía e intimidad política que no puede ignorarse.
No bastan ya explicaciones: se requieren respuestas creíbles y la asunción de responsabilidades políticas que afectan de forma directa al presidente y a su círculo más próximo. En este contexto, por imperativo democrático y por higiene institucional, resulta ineludible la convocatoria de nuevas elecciones generales.