El arma en forma de animal que usaron los españoles contra Francia en la Guerra de Independencia: "Con pólvora"

El ejército invasor era el más poderoso, el más moderno de Europa y a la vanguardia, pero los nacionales tiraron de creatividad para terminar dándole la vuelta

Defensa de Burgos. Guerra de Independencia Española. La guarnición francesa rechaza a los ingleses. Ilustración antigua.
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Alberto Herrera conoce los pormenores de la Gusrra de Independencia con la historiadora Ana Velasco desde Puy de Fou

José Manuel Nieto

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Cuando Napoleón Bonaparte desplegó sus tropas por la Península Ibérica en 1808, nada hacía presagiar que el ejército más poderoso de Europa iba a sucumbir ante una resistencia que no se organizaba en cuarteles, sino en las calles, las casas y los campos. El Imperio francés, con una maquinaria militar avanzada y tácticas que deslumbraban a medio continente, se encontró de frente con una guerra inesperada: la guerra del pueblo.

“La batalla de Bailén fue su primera gran derrota en Europa”, recordaba la historiadora Ana Velasco en el programa de Herrera en COPE desde Puy du Fou España. Aquel episodio marcó un punto de inflexión, pero la verdadera sorpresa estaba aún por llegar: una guerra asimétrica, sin reglas convencionales, en la que niños, mujeres, curas, animales e incluso ataúdes se convirtieron en armas improvisadas.

Este acontecimiento histórico retrata la defensa del Parque de Artillería de Monteleón en Madrid el 2 de mayo de 1808, durante la Guerra de la Independencia Española. La resistencia fue un momento clave en la lucha de España contra la ocupación francesa.

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Este acontecimiento histórico retrata la defensa del Parque de Artillería de Monteleón en Madrid el 2 de mayo de 1808, durante la Guerra de la Independencia Española. La resistencia fue un momento clave en la lucha de España contra la ocupación francesa.

“Literalmente era la nación en armas”, explicaba Velasco, “las mujeres luchaban con tijeras, cuchillos, lo que tuviesen en casa. Y a los franceses les sorprendió la hostilidad generalizada de la población”.

La guerrilla

El término “guerrilla” —la “pequeña guerra”— se internacionalizó en esta contienda. Frente a la artillería napoleónica, la resistencia española desplegó creatividad y coraje. En lugar de cañones, usaron trabucos caseros, azadas... y pólvora camuflada.

Una de las tácticas más insólitas que reveló Velasco fue el uso de animales como arma de guerra. “Ponían pólvora en perros”, contó, destacando cómo estos animales eran enviados a posiciones francesas cargados con explosivos rudimentarios. El objetivo era sencillo: aprovechar que los soldados galos no registraban a los niños ni a los animales, considerados inofensivos. También se utilizaron palomas mensajeras y curas espías que escondían información en ataúdes o usaban su estatus eclesiástico para moverse sin sospechas.

“La Guerra de la Independencia fue una guerra muy tecnológica”, ironizó Velasco, en contraste con la imagen de una España atrasada frente al progreso ilustrado francés.

La rendición de Madrid. Los decretos de Chamartín fueron firmados por Napoleón Bonaparte el 4 de diciembre de 1808, aboliendo el Antiguo Régimen en España.

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La rendición de Madrid. Los decretos de Chamartín fueron firmados por Napoleón Bonaparte el 4 de diciembre de 1808, aboliendo el Antiguo Régimen en España.

Más allá de los combates, los españoles resistieron una invasión que, al principio, fue recibida sin hostilidad en muchos núcleos urbanos. “Las ciudades llegaron a afrancesarse”, explicó Velasco, recordando cómo el rey José I, hermano de Napoleón, intentó congraciarse con instituciones como el Cabildo de Toledo. Pero la adhesión fue superficial: la Iglesia española, los pueblos rurales y parte del ejército se alzaron contra lo que consideraban una ocupación ilegítima.

De la pólvora a la gloria

El episodio del 2 de mayo en Madrid, cuando la población se levantó tras el intento de los franceses de llevarse al infante Francisco de Paula, fue solo el inicio de una ola de insurgencia nacional. Aunque la capital cayó en apenas un día, ciudades como Cádiz resistieron asedios brutales durante años, convirtiéndose en símbolo de la lucha por la soberanía y en cuna de la futura Constitución de 1812.

Con la entrada de aliados británicos y la derrota francesa en Rusia, la resistencia española no solo resistió, sino que empezó a ganar terreno. Fue entonces cuando la “guerra de guerrillas” se convirtió en un modelo exportable, una inspiración para futuras resistencias frente a ejércitos invasores.

Aquel conflicto dejó mucho más que batallas: dejó un legado de ingenio y coraje, donde incluso los animales jugaron su papel con pólvora en la espalda. “No es solo una guerra nacional. Es el inicio de la revolución liberal española”, concluyó Velasco, dejando claro que, frente al poder de los imperios, la voluntad del pueblo puede ser el arma más poderosa.

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