Va a hacer la EBAU en Madrid y, al ser preguntado, explica el detalle que le puede dejar sin plaza en la universidad: "Es muy injusto"
Fernando de Haro visita un centro de estudiantes que se están preparando la EBAU, con mucho en juego para su futuro

Fernando de Haro visita un examen de Selectividad
Madrid - Publicado el
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Llega junio y con él, miles de jóvenes en toda España se preparan para uno de los momentos más importantes de su vida académica: la EBAU (Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad), conocida también como Selectividad. Este año, unos 300.000 estudiantes se presentan a unas pruebas que no sólo ponen a prueba sus conocimientos, sino también su capacidad para gestionar el estrés, la presión… y la desigualdad.
En medio de libros, subrayadores y cafés largos, el ambiente en las bibliotecas y centros de estudio está más cargado que nunca. Las fechas se acercan, los temarios son extensos y las quejas crecen. Una de ellas, repetida por muchos estudiantes madrileños, apunta a una desigualdad que consideran “injusta”: la falta de un examen único para todos. Fernando de Haro ha querido salir, en La Mañana del Fin de Semana, a preguntar a los estudiantes por cómo se sienten en unos días tan importantes para su futuro.

Fernando de Haro, hablando con una estudiante
LA CRÍTICA QUE COMPARTEN LOS ESTUDIANTES DE LA EBAU EN MADRID
Sara, estudiante en Madrid que se prepara para estudiar Odontología, lo resume así: “Es verdad que viendo los modelos de otras comunidades se nota que hay una diferencia de nivel”, señala. “Al final, puede venir alguien de fuera con una nota más alta porque ha tenido una selectividad más fácil, y quedarse con la plaza que yo estoy intentando conseguir desde hace años”.
La suya no es una crítica aislada. En los últimos años, son cada vez más los alumnos que reclaman una Selectividad igual para todos. Aunque existe un distrito único universitario —es decir, cualquier estudiante puede optar a cualquier universidad española con su nota, sin importar en qué comunidad haya hecho el examen—, no todas las pruebas son igual de exigentes. Y eso genera una situación que muchos definen como profundamente injusta.
Sara tiene claro su objetivo: entrar en Odontología, una carrera con una nota de corte altísima, que ronda el 12,7. Con una media de 8,7 en Bachillerato, necesita sacar cerca de un 9 en la EBAU para lograr su meta. “Me estoy centrando mucho en las específicas de biología, química y matemáticas, que son las que más ponderan”, explica a Fernando de Haro.

Fernando de Haro charla con alumnos que se van a presentar a la Selectividad
Pero, como ella misma señala, el sistema puede jugarle una mala pasada: “Si tienes un mal día, aunque lleves años preparándote, te puedes quedar fuera. Y más si compites con gente que ha tenido una prueba más sencilla”.
LAS ESTRATEGIAS DE LOS ESTUDIANTES PARA ASEGURAR LA NOTA
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En Madrid, donde se considera que la EBAU es especialmente exigente, algunos estudiantes optan por estrategias casi quirúrgicas para intentar asegurarse la nota. Uno de ellos, que aspira a estudiar Derecho, afirma que “si me sonríe la suerte, entro… pero hacen falta casi 13 puntos”. Su fórmula: centrarse en las asignaturas que más ponderan, como Matemáticas de Sociales y Economía, y utilizar Geografía como “plan B”.
“La cogí porque es una asignatura más llevadera. Es como un seguro de vida, si te la estudias, te la sabes”, comenta otro estudiante que también se enfrenta a esta decisiva prueba.
Más allá del esfuerzo personal, lo que subyace en muchas de estas conversaciones es una sensación de injusticia. “Si estamos en el mismo país y vamos a competir por las mismas plazas, ¿por qué no tenemos el mismo examen?”, se pregunta uno de los estudiantes a Fernando de Haro.
Esta queja no es nueva, pero cada año resuena con más fuerza. La falta de coordinación entre comunidades autónomas hace que cada una diseñe su propio examen, con diferentes niveles de dificultad y criterios de corrección. Y eso, afirman los alumnos, marca la diferencia.

Alumnos en la prueba de selectividad, ahora conocida como PAU
LA RESPUESTA DE LOS PROFESORES: "EL SISTEMA FUNCIONA"
Amanda Carmena, coordinadora de Bachillerato en un colegio madrileño, reconoce que este año “la EBAU es más difícil porque ya no se pueden descartar preguntas ni partes del temario”. Y aunque asegura que “el sistema funciona y la mayoría de alumnos consigue entrar en la carrera que desea”, también admite que “es lo que tenemos por ahora”.
Frente a la presión, muchos estudiantes aseguran que no temen tanto a los contenidos, sino a la posibilidad de que el sistema les juegue una mala pasada. “No es la presión, es el miedo a que te toque un ejercicio más difícil, o que un error te tire la nota”, confiesa uno de los aspirantes a ADE. “Tú puedes estar preparado, pero si no se da bien el día, lo pierdes todo”.
Así, mientras miles de jóvenes afinan sus apuntes, repasan fórmulas y ensayan comentarios de texto, una idea se repite como un murmullo constante en bibliotecas y pasillos: la EBAU debería ser igual para todos. Porque más allá de los nervios y las metas personales, lo que muchos piden no es otra cosa que equidad. Y que la suerte, en lugar de depender del código postal donde se estudia, dependa del esfuerzo de cada uno.