"Page y otros socialistas saben que si callan y se pliegan, pueden acabar formando parte del naufragio y habrán perdido igual"

Esta mañana he escuchado la siguiente frase de boca de un político muy conocido. El presidente del Gobierno está en un búnker, un búnker que es una tumba en la que no hay salida digna.

Dicho así, es una frase que perfectamente se podría atribuir a Alberto Núñez Feijóo, por ejemplo, también a Santiago Abascal, pero no. Lo curioso es que esta frase la ha pronunciado el presidente socialista de Castilla - La Mancha, Emiliano García - Page.

La conversación que Emiliano García- Page ha tenido esta mañana aquí en COPE con Carlos Herrera no tiene desperdicio y la puedes volver a ver y a escuchar, por cierto, en nuestra web en cope.es.

Page no se ha guardado nada en el tintero. Ha estado libre de cualquier atadura con las que habitualmente los políticos tratan de evadir cuestiones incómodas sobre su propio partido. Incluso ha llegado a insinuar que Pedro Sánchez se aferra al poder porque no sabe todavía lo que está por salir.

Que esto lo diga un destacado dirigente socialista y con esta claridad solamente puede responder a que dentro del PSOE se ha roto la baraja de cara al Comité Federal que Sánchez ha convocado para el próximo 5 de julio en Madrid.

En ese escenario solamente pueden pasar dos cosas. La primera es que se convierta en una especie de ceremonia de lealtad incondicional al presidente pase lo que pase. Y la segunda opción es que un buen número de socialistas desencantados, humillados o cabreados intente desactivar al Sanchismo para resetear al PSOE antes de que sea demasiado tarde.

Lo que ha hecho Page esta mañana con Herrera es precisamente posicionarse públicamente en esa línea de cambio radical. A lo mejor lo hace por convicción, no lo sé, pero desde luego lo hace también por supervivencia política. Page sabe muy bien que el escándalo es de tal magnitud que arrastrará los votos en toda España y también allí, en la comunidad en la que él gobierna en Castilla-La Mancha.

Page y otros muchos socialistas saben que es ahora o nunca. Si fallan en su intención de cambiar el PSOE podrán decir en un futuro que al menos lo intentaron y esa baza puede jugar a su favor. Si callan y se pliegan pueden acabar formando parte del naufragio y habrán perdido igual.