Comunicadores de esperanza capaces de sanar las heridas de la humanidad
Ante la celebración este Domingo de la 59 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, Mario Alcudia reflexiona sobre el mensaje que nos enviaba el Papa Francisco. En un mundo dominado por la desinformación y la polarización, Francisco nos recordaba el papel esencial de los comunicadores sociales llamados a ser comunicadores de esperanza

COMUNICADORES DE ESPERANZA CAPACES DE SANAR LAS HERIDAS DE LA HUMANIDAD | FIRMA MARIO ALCUDIA
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Estando en Roma en el Jubileo de los periodistas, la primera y única celebración en la que pudo participar el Papa Francisco, conocíamos, en la fiesta de san Francisco de Sales, el mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que celebraremos este Domingo; un mensaje titulado ‘Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones’.
Déjame que te comparta algunas claves de ese hermoso texto en el que nos hablaba el Pontífice de la necesidad de nuestro oficio en este tiempo, marcado por la desinformación y la polarización. Nuestro valiente compromiso, nos recordaba el Papa, es indispensable para poner en el centro de la comunicación la responsabilidad personal y colectiva hacia el prójimo.
Una llamada a ser comunicadores de esperanza, a desarmar la comunicación, a purificarla de la agresividad, porque reducir la realidad a un slogan, nunca produce buenos frutos.
Sueño, señalaba el Santo Padre, con una comunicación que sepa hacernos compañeros de camino de tantos hermanos nuestros, para reavivar en ellos la esperanza en un tiempo tan atribulado. Una comunicación que no venda ilusiones o temores sino que sea capaz de dar razones para esperar. Y en ese sentido se nos invita a descubrir y a contar las numerosas historias de bien escondidas, ayudando así al mundo a ser un poco menos sordo, menos indiferente al grito de los últimos; una comunicación que sepa sanar las heridas de nuestra humanidad, de dar espacio, por tanto, a la confianza del corazón, ser testigos y promotores de una comunicación no hostil, que difunda una cultura del cuidado, que construya puentes y atraviese los muros visibles e invisibles de nuestro tiempo.
Una comunicación, en definitiva, que cuente esas historias llenas de esperanza escribiendo así juntos la historia de nuestro futuro.