La Iglesia más perfecta del románico está en Huesca: La Iglesia de San Caprasio, un tesoro en las faldas del Pirineo aragonés

Ricardo Mur, delegado de medios de la Diócesis de Jaca, nos cuenta las particularidades de la Iglesia de San Caprasio, elogiada por la prestigiosa National Geographic como ejemplo de arte románico

La Iglesia de San Caprasio, ejemplo de románico

La Iglesia de San Caprasio, ejemplo de románico

Rodrigo Simón Rey

Madrid - Publicado el

2 min lectura

El visitante de Santa Cruz de La Serós, una de las localidades por las que pasa el Camino de Santiago tendrá la suerte de encontrarse con dos gratas "sorpresas", como dice Ricardo Mur, delegado de medios de la Diócesis de Jaca, porque además de la Iglesia de San Caprasio, en el mismo pueblo se encuentra otra joya románica como la Iglesia de Santa María: "Desde mediados del siglo pasado es una referencia obligatoria para todo aquel que pase por la carretera de Jaca a Pamplona o para el que recorra el Camino de Santiago", añade Ricardo.

La Iglesia de San Caprasio fue construida en el siglo XI, cuando Aragón no era aun reino, sino condado. En esa época, el arte lombardo estaba en auge en Cataluña, pero no se había visto tanto en la zona de Aragón, hasta unos años más tarde cuando el arte románico termina de explotar y extenderse por todo Aragón, una vez ya convertido en reino.

El templo es muy pequeño, apenas unos 70 metros cuadrados, una circunstancia que hace que no destaque tanto como otras iglesias románicas de la zona, como el Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña o la Catedral de Jaca, aun así, sus elementos arquitectónicos son un ejemplo perfectamente canónico de lo que es el románico lombardo.

Una de las claves para mantener edificios como este que tienen más de mil años es su coste, algo que supone mucho dinero para las diócesis españolas, aunque, asegura Ricardo, "es algo que vale la pena y que se realiza siempre con mucho cariño, mucho amor y mucha dedicación". Aun así, en este caso, la Iglesia de San Caprasio fue declarada BIC (Bien de Interés Cultural) en el año 2004, por lo que su mantenimiento no corre de la cuenta del obispado, ni tampoco del pueblo, sino que es el Gobierno de Aragón el que dedica sus recursos.

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