Cinco jóvenes de Maro descubrieron por casualidad un mundo subterráneo milenario mientras jugaban cerca de los acantilados de Nerja

El 12 de enero de 1959, cinco jóvenes del pequeño pueblo de Maro, en la costa malagueña, se aventuraron en una búsqueda que empezó como un juego y terminó como uno de los descubrimientos geológicos y arqueológicos más importantes de España. Armados con una linterna y un martillo, y guiados por la curiosidad de seguir a unos murciélagos, entraron en una pequeña abertura en los acantilados. Lo que encontraron al otro lado fue una cueva monumental que parecía haber detenido el tiempo. Era la Cueva de Nerja, hoy reconocida por su inmensidad, belleza natural y valor histórico

Estas cuevas, formadas hace cinco millones de años por la disolución de la piedra caliza, han dejado al descubierto un complejo sistema de salas y galerías repletas de formaciones como estalactitas, estalagmitas y columnas gigantes. Entre ellas, destaca la Columna Gigante, de más de 30 metros de altura, y la Cascada de Roca, una formación que recuerda a una cascada petrificada.

Tesoros que narran la vida de nuestros antepasados 

Además de sus maravillas geológicas, la Cueva de Nerja es un valioso yacimiento arqueológico. Uno de los hallazgos más sorprendentes fue el de una pulsera de mármol descubierta en agosto de 2018 en la Cámara VI de la sala del Cataclismo. La pieza, aunque fracturada, conserva decoraciones con restos de hematite rojo y data del Neolítico Pleno hasta la Edad del Cobre, lo que sugiere su uso en ajuares funerarios. 

Ese mismo año, en marzo, se descubrió un depósito funerario del Neolítico Final, una vasija cerámica de unos 30 cm de altura con un gollete cilíndrico. Su localización, a escasos metros del recorrido turístico, confirma el uso intensivo de la cueva como espacio funerario. 

Uno de los descubrimientos más conmovedores es el de “Pepita”, una joven del Epipaleolítico hallada en 1982 en la Sala de la Torca. Gracias a los avances científicos, sabemos que vivió hacia el 7.900 a.C., medía 1,50 m, era zurda y probablemente murió por complicaciones de parto. Este hallazgo humano revela aspectos íntimos de la vida en la Prehistoria. 

Arte mueble y legado rupestre

Otro de los tesoros escondidos es una pieza de arte mueble encontrada en 1979 en la Sala de la Mina: Una piedra grabada con la figura de un pato, datada entre 14.000 y 12.000 años atrás, en el Paleolítico Superior. Esta pieza combina arte y funcionalidad, ya que posiblemente fue usada como herramienta.

Las Cuevas de Nerja no solo son un espectáculo natural, sino también un museo viviente que conserva testimonios únicos de la historia humana. Muchos de estos objetos pueden verse en el Museo de Nerja, que forma parte de la misma fundación que gestiona la cueva y sigue comprometida con la conservación y divulgación de este patrimonio excepcional.

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