Una pareja francesa pide auxilio durante un vuelo a San Sebastián y la mujer que se ofrece no es físicamente como esperaban
Expósito relata en La Linterna la historia de Fátima durante un vuelo entre Canarias y el País Vasco y que le convirtió en protagonista inesperada

Madrid - Publicado el
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El pasado 1 de junio, un vuelo entre Las Palmas de Gran Canaria y San Sebastián se convirtió en el escenario de una historia de heroísmo y humanidad. A bordo de la aeronave, un bebé de apenas un mes sufrió una parada cardiorrespiratoria que puso en alerta a toda la tripulación. Entre los pasajeros, una auxiliar de clínica con un 86% de discapacidad visual no dudó en actuar. Su nombre es Fátima, y su rápida intervención logró reanimar al pequeño antes de que el avión realizara un aterrizaje de emergencia en Jerez.
Una pareja francesa pide auxilio
Fátima, que trabaja desde hace 22 años en la residencia San José de Vera, escuchó la desesperada llamada de la tripulación: "¿Hay algún médico a bordo?". A pesar de su limitación visual, causada por una meningitis que sufrió a los 11 años, no lo pensó dos veces. "Empecé la reanimación cardíaca y, no sé si al medio minuto o a los dos, el corazón del bebé empezó a latir por sí solo, despacito", relata con emoción. "Ahí me di cuenta de que estaba haciendo algo. Ya me entraban dudas de si el masaje que le estaba dando servía, pero cuando sentí su cuerpecito reaccionar… fue increíble".

Una fila de asientos de un vuelo comercial
La diferencia entre aplicar reanimación a un adulto y a un recién nacido es abismal, más aún en un espacio reducido como un avión. Sin embargo, Fátima, formada gracias al apoyo de la Fundación ONCE, supo manejar la situación. "Es lo mejor que he hecho en mi vida", confiesa. "Mis hijos se enfadan cuando lo digo, pero es una sensación indescriptible. Presionas con los dedos y, de repente, sientes ese boom, como si todo el cuerpo reviviera. El bebé empezó a abrir los ojos, a hacer ruiditos… No sé cómo explicarlo".
Aterrizaje de emergencia y gratitud en francés
La situación obligó al piloto a desviar el vuelo hacia el aeropuerto de Jerez. "Me preguntaron si debíamos aterrizar de urgencia. Les dije: Si fuese mi hijo, sí", recuerda Fátima. Al llegar, una ambulancia esperaba en pista para trasladar al pequeño.
La familia del bebé, de origen francés, no hablaba español, pero un traductor facilitó la comunicación. "La madre me dijo gracias mientras nos cruzábamos camino a la ambulancia", cuenta Fátima. Más tarde, supo que el niño podría padecer una cardiopatía o malformación congénita, lo que explicaría la gravedad del episodio.

Un avión en pleno vuelo.
Superación y vocación: una vida marcada por la adversidad
Lo que muchos desconocían es que la mujer que salvó al bebé tiene una discapacidad visual del 86%. La meningitis que contrajo en su infancia no solo afectó a su vista, sino también a su memoria. Sin embargo, su determinación y el apoyo de la Fundación ONCE le permitieron formarse como auxiliar de clínica, una profesión que ahora le ha dado el mayor de los reconocimientos: haber devuelto la vida a un recién nacido. "Cuando la gente me pregunta cómo lo hice, solo puedo decir que fue instinto", afirma. "No vi su carita con claridad, pero sentí su latido. Eso es lo que importa".
La historia de Fátima no es solo un relato de supervivencia, sino también de superación. Demuestra que las limitaciones físicas no definen la capacidad de salvar vidas y que, a veces, los héroes no llevan capa, sino un uniforme de auxiliar y una voluntad inquebrantable.
Mientras el bebé sigue recuperándose bajo supervisión médica, Fátima vuelve a su rutina en la residencia de Vera, donde sus compañeros no han dudado en llamarla "la ángel del avión". Ella, modesta, solo espera que el pequeño crezca sano: "Ojalá algún día pueda contarle esta historia en persona".